OTRA
VEZ SÁBADO
Me
gustaría levantarme una mañana de sábado, asomarme a esta ventana y gritar con
todas mis fuerzas: ALELUYA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Pero
lo que hay es lo que hay. Así que voy a
intentar aclararme con lo que tengo, que es lo que hay. Estos dos últimos días,
o sea, jueves y viernes próximo pasado, más calentito imposible, he acudido a
las Jornadas “La participación ciudadana con perspectiva de OBJETIVOS DE
DESARROLLO SOSTENIBLE”.
Y
no es que no barruntemos desde hace algún tiempo que vamos por mal camino en
cuanto a lo que hacemos con la conservación del Planeta, pero una cosa es
considerarlo así como de pasada, y otra que se te ponga por delante con cifras,
mapas, estadísticas y estudios científicos. Los ODS tienen marcada una hoja de
ruta de hasta el año 2.030, lo que no significa, ni de lejos, que para esa
fecha se hayan solucionado los muchos aspectos que contempla. Quiere decir esto
que, la supervivencia del Planeta depende de que logremos un desarrollo
sostenible en todo el Planeta, y hasta la fecha, sólo cumplen esas condiciones
los países del norte de Europa y algún que otro puntito insignificante de
América, y quedamos fuera o casi, el resto de Europa, toda África, toda Asia, y
toda América. Visto en el mapamundi, impresiona y descorazona, lo aseguro.
La
Tierra no es que se esté cobrando lo que le hacemos, es que reacciona a nuestra
acción, y nuestra acción se debe a que una sola especie de seres vivos que la
habitamos, la Humana, con su desarrollo intelectual, además de inteligencia, ha
generado ambición, egoísmo, ansia de poder, indiferencia al dolor ajeno, y así
hasta situarnos en el punto en que nos encontramos, cercano ya al punto de no
retorno. Y si no frenamos a tiempo, en la esperanza de que aún lo estemos,
tanto los culpables, como los inocentes, estallaremos con nuestra casa común, y
se acabó lo que se daba.
Todo
esto lo siento y lo escribo, pero, soy una optimista realista con un puntito de
utopía, y pienso que la raza humana está formada por miles de millones de
personas que, aunque representamos un solo granito de arena a nivel individual,
juntas formamos una inmensa playa, y si todas cumplimos con nuestra parte de
responsabilidad de no dañar y de exigir a nuestros gobernantes la suya de
cumplir erradicando los daños que no podemos erradicar las personas, estaremos
a tiempo de permitir que las futuras generaciones tengan derecho a vivir, eso
sí, con un desarrollo sostenible.
Y
también las mujeres y los hombres del futuro disfruten de eso tan difícil y
hermoso que llamamos VIDA.
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