OTRA
VEZ SÁBADO
Hoy
ha amanecido nublado, algo triste el color de la mañana, en fin, como nos lo
tenía anunciado la meteorología, y por lo mismo, este ánimo mío, sensible al
color y al calor, más bien ligeramente alicaído. Muy temprano me han despertado
los graznidos de las gaviotas que vienen tierra adentro a buscar en nuestros
cubos de basura la pitanza que el mar les niega por nuestra culpa, porque la
acción humana, la más dañina de las especies animales, allí donde ponemos el
ojo de nuestra avaricia, terminamos haciendo un desierto incapaz de alimentar a
nadie más. Para despejarme un poco, he cambiado de escenario y una humilde flor
de calabaza me ha subido un poco la moral, y ya algo más en consonancia con mi
talante de buen conformar, me he sentado delante de esta ventana virtual,
habiendo hecho previamente una foto a mi flor para compartirla. Y aquí estoy,
mirando a ver qué entuerto acometo, o mejor me callo y dejo correr el día en
paz. Hoy Málaga festeja el día de su Patrona Nuestra Señora de la Victoria, que
aunque es moderno y progre renegar de las creencias de nuestros antepasados, se
da la circunstancia de que lo más moderno y más progre de la progresía, son
quienes con más entusiasmo se apuntan a estas fiestas de celebrar actos
cristianos, y se visten y decoran cumpliendo la tradición y siguen o preceden a
una imagen sacada en procesión, sin olvidar si se puede, el bastón honorífico correspondiente. Queramos o no,
creamos o no, vivimos en una cultura cristiana, que por ser la nuestra,
tendríamos que, no digo practicar, Dios me libre, lo de la práctica a mi
entender, debe ser individual y totalmente privada, pero el respeto y la
consideración, si no fuéramos tan viscerales, habrían de ser públicos, tal que
hacemos, también por modernos, con creencias y costumbres foráneas, que hay que
tener estómago, para aceptar algunas, sobre todo, en las que se refieren a la
dignidad y los derechos de las mujeres. Y releído lo anterior, me hago cargo de
que sin querer he terminado poniendo la lanza en ristre, así que, hasta aquí
hemos llegao.
Muchas
felicidades a mis Victorias, Victoritas, Victorichis, Vickys, Vitotis, Mavis, y
por último a un Víctor y un Victorio, que guardo medio escondidos.
Hay veces que aun sin querer coges la lanza aunque sea para acometer a molinos de viento.
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