domingo, 9 de septiembre de 2018

OTRA VEZ SÁBADO 1 DE SEPTIEMPRE


OTRA VEZ SÁBADO



Llego tarde, lo sé, pero la culpa no es mía. Es que anoche Morfeo, se ve que se entretuvo por ahí y llegó tardisísimo, Y ya que llegó, tampoco era el caso de ponerme tiesa y espantarlo; está visto que hace conmigo lo que quiere, así que sin rechistar, nos enroscamos y hasta ahora.
Como estoy relajada y casi feliz, voy a ver si sólo traigo a colación cosas positivas, aunque no esté el patio pa muchos cohetes.
Anoche por ejemplo, mientras esperaba a Morfeo estuve ojeando varios libros de poesía por aquello de que, leer y sobre otras lecturas, leer poesía es el mejor ejercicio que podemos hacer para que el cerebro no se nos atrofie. Y no me leo a mí misma para no perder el tiempo, ya me conozco lo suficiente, y aunque se dice que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, a la hora de hacer gimnasia mental, mejor investigar en lo desconocido y seguir aprendiendo, que releerme y repetirme. En fin, que me enganchó una mujer que  conocía muy poco, pero que recomiendo  en la seguridad de que os va a impresionar. Se trata de Julia Burgos, una poeta portorriqueña que pasó por la vida y por la poesía con la luz y la rapidez de un cometa. Su vida y su obra fueron breves, pero brillantes, recomiendo su lectura, y, a mí personalmente anoche que estaba predispuesta, me dejó sin aliento su poema “Yo fui la más callada”. A leerlo me impulsó el título, lo de la más callada, me picó la curiosidad y nunca le agradeceré bastante tanta belleza y sensibilidad.
Pues se me está acabando el positivismo, y los rumores que me llegan son de apaga la luz y vámonos. He puesto un momento la tv para ver las noticias y la he apagado a toda prisa, he dado una ojeada a un periódico digital y cambiado a otro de signo contrario para cerrar los dos. La Historia que hasta hace poco nos tenía olvidadas casi en exclusiva a las mujeres, pero aunque de hechos de hombres, era Historia, últimamente, con la ayuda inestimable de unos y unas, y otras y otros, ha dado en llamarse un nombre compuesto que es la repera. Ahora se la maneja y hasta se convierte en ley llamándola “MEMORIA HISTORICA”,  que según sea quien nos la cuenta, los contadores de una y otra versión parecen vivir en planetas distintos. Pero los hechos, comulguemos con ellos o no, son los hechos, y más pronto o más tarde las generaciones terminan colocándolos en su justo medio o casi. Y si no, si pudiera hablar, cabría preguntarle a Ramsés II.

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